Después de caminar durante horas
por el desierto Ana y su pelotón llegaron una especie de refugio. No había
nadie dentro; ni enemigos ni aliados, pero había una cantidad ingente de
comida. Todos engullían las abundantes latas de conserva hasta quedar saciados.
En una pequeña radio, se podía escuchar que la tregua seguiría hasta que se
decidiese o no firmar el pacto. Nadie la escuchaba. Se habían dado cuenta de
que eran los simples peones de una
partida de ajedrez muy complicada; ni siquiera luchaban por una patria, solo
por unos intereses de unos líderes que ninguno apoyaban. Cuando todos estaban
disfrutando de la sobremesa, un disparo rasga la tranquilidad de la tarde. Uno
de los miembros del pelotón cae desplomado como un fardo de heno. Ana no lo duda,
se levanta corriendo y ve al dueño de esa bala. Un hombre moribundo, un
pistolero solitario. Ana vacía su cargador en el cuerpo de ese soldado. Cuando
está en el suelo, Ana le clava su puñal en el pecho una vez tras otra, como si
fuese algo personal. Un pensamiento invade su mente; “¿es esta la igualdad que
quiero?”Cuando se quiere dar cuenta, todo se ha desvanecido, y ella está en su
cama, respirando entrecortadamente después de aquella visión, de aquel ensueño.
Contempla el acompasado respirar de su marido, totalmente ajeno a lo que
acababa de pasar en su mente.
Al mirar su cara, una sensación
conocida la inunda. Ve en su rostro la representación del rostro del pistolero
solitario del sueño. Era la única manera de desahogarse frente a él. Lo había
liquidado de cientos de maneras en su imaginación, pero aquella vez había parecido tan
real… Durante un instante piensa en coger un cuchillo de la cocina y clavárselo
hasta la extenuación, pero rápidamente desecha ese pensamiento. En lugar de eso
decide hacer una pequeña maleta silenciosamente y lo mira por última vez. Le
lanza un beso mientras en un susurro, dice, -se que alguna vez me quisiste,
pero no soy igual que tú, soy mejor. Cierra cuidadosamente la puerta y empieza
a bajar las escaleras hacia el portal. Cuando sale, respira profundamente, y
siente como si hubiese estado aguantando el aire durante años.
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